En Coahuila existe el Centro Regional de Identificación Humana (CRIH), el cual realiza labores de identificación de restos en medio de una crisis latente en Coahuila la cual viven día a día cada uno de los forenses, esta crisis se ha intensificado en los últimos años.
María del Carmen Macías, encargada del área de registro y control de evidencias, comenta sobre el arduo trabajo que se realiza en el centro. En un ambiente donde la descomposición y el sufrimiento son palpables, un equipo multidisciplinario de forenses, antropólogos y odontólogos trabaja incansablemente. Utilizando un enfoque masivo, buscan simultáneamente a muchas personas desaparecidas, un método necesario dado el alarmante aumento de desaparecidos en el país. Actualmente, al menos una persona desaparece cada hora, sumando más de 116,000 casos en total desde que se tiene registro, de los cuales 53,000 han ocurrido durante el actual gobierno.


La situación se complica con escenarios desgarradores: tráileres abandonados con cadáveres en su interior, morgues colapsadas y fosas comunes repletas de cuerpos sin nombre. A pesar de los esfuerzos nacionales como el Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense, que buscaba mitigar esta crisis, el CRIH se ha convertido en un faro de esperanza en medio de la desidia. Fundado en 2019 gracias a la lucha de las familias de desaparecidos, el centro ha logrado identificar 121 personas, incluyendo 11 extranjeras, desde su creación.

Una vez que se extrae el ADN de los restos, el equipo busca coincidencias en la base de datos de familiares que también buscan a sus desaparecidos. “La identificación es solo un eslabón en toda la cadena de restitución de derechos”, afirma Garza, dejando claro que este trabajo no solo busca devolver la identidad a los desaparecidos, sino también ayudar a sus familias a cerrar un ciclo de dolor y sufrimiento.
A pesar de la caída de la iniciativa nacional, el CRIH continúa operando, financiado en un 80% por el Gobierno estatal, y con el apoyo de la cooperación internacional que les permite acceder a tecnologías avanzadas. Con cada nueva identificación, el centro reafirma su papel como un pilar en la lucha contra la impunidad y la búsqueda de justicia para las víctimas de la violencia en México.
La historia del CRIH es un recordatorio de que, a pesar de la adversidad, aún hay esperanza y humanidad en el proceso de dar nombres y dignidad a aquellos que han sido despojados de su identidad.

La coordinadora general del CRIH, Yezka Garza, señala la importancia de este enfoque masivo. “Recuperamos cuerpos a gran escala, documentamos el mayor número de familias que están buscando, tomamos muestras a gran escala y analizamos para poder cruzar la información genética”, explica Garza. Este proceso ha permitido que el centro rescate cuerpos de fosas clandestinas y comunes, un paso esencial en la identificación de los fallecidos.
Cada caso de identificación es un largo proceso que comienza en el campo, donde grupos de buscadores, muchas veces familiares de las víctimas, rastrean fosas en terrenos conocidos por haber sido utilizados por grupos criminales. Después de la recuperación, los restos llegan al CRIH, donde son analizados meticulosamente, comenzando por una sala de rayos X que proporciona información esencial sobre las condiciones en las que fueron hallados.

